Nuevo plan inglés para otra invasión a Hispanoamérica

Los comerciantes británicos continuaron desesperados por el bloqueo continental de Bonaparte y aunque el fracaso del ataque de Whitelocke a Buenos Aires desanimó a los dirigentes ingleses, el gobierno de Londres reinició la idea de una intervención militar en América. Esta vez planeaba presentarse como libertador y no como conquistador, para así obtener el beneplácito de los criollos.
El general Arthur Wellesley tomó a su cargo esta nueva acción, asesorado por Francisco de Miranda. Wellesley tuvo la idea de crear en América una monarquía constitucional, con dos cámaras como en Gran Bretaña, donde los integrantes de la Cámara Baja serían elegidos por los cabildos y terratenientes. Las demás instituciones coloniales españolas serían en principio conservadas.
Las tropas destinadas a América se comenzaron a preparar en el puerto irlandés de Cork, a fines de 1807. El plan consistía en enviar nuevamente al Río de La Plata, con fecha de desembarco en junio de 1808, una fuerza con 10.077 soldados y llevar armamento tanto para las tropas británicas como para un ejército criollo que se pensaba constituir al llegar. También se enviaría una expedición militar a México.
Pero al producirse el levantamiento del pueblo de Madrid durante la Guerra de la Independencia Española contra los franceses, el 2 de mayo de 1808, Wellesley ordenó a las tropas en Cork que fueran conducidas a Portugal con el objetivo de ir a brindar apoyo a la insurrección, desembarcando en ese país el 1 de agosto de ese año.
De esta manera se diluyó el nuevo intento de una intervención militar inglesa al Río de la Plata.